Una anécdota que tiene mucho que ver con la manera de comportarse en carrera, fue el desenlace de un campeonato de españa senior de finales de los 90.
La manga final fue un duelo entre Jordi y Fernando Alonso. Él no tuvo en cuenta que en las últimas vueltas estaría físicamente agotado por el esfuerzo de querer distanciarse de Fernando y a dos vueltas de la meta viendo
que seguía a rueda y con miedo a sufrir un ataque sin tiempo de poder reaccionar y contraatacar, decidió ponerse detrás a rueda del rival. En el adelantamiento el asturiano consiguió una distancia de unos
3 o cuatro metros, menos de medio segundo quizás. El espacio suficiente para que bajo de fuerzas, no dispusiera de la oportunidad de igualar en una frenada por pasarlo en aquellas dos últimas vueltas. para terminar de
"Redondear", aparte del error de estrategia y prueba de esfuerzo con que condujo, a la verificación del peso mínimo resultó inferior al valor reglamentario, por el líquido corporal de más, perdido.
Ni Jordi, ni Jan -su mecánico- previeron los entre 3 y 4 Kg de peso liberados por sudor. En toda carrera se acostumbraba a dejar entre 2 y 3 Kg de más de margen de sobra en peso y en ese día habrían tenido que ser entre
4 y 5, que era prácticamente impredecible de que fuera necesario. Tampoco sería de desmerecer la carrera de Fernando, muy trabajada en todo caso, también.
Como dato que consuela, hay pensar que nadie hubiera imaginado en los años en que corríamos en karting, que pocos años más tarde las luchas de aquel chico de 15 o 16 años fueran contra un tal Michael Schumacher
--En paz descanse-- en la Formula 1 disputantse los campeonatos del mundo.
La historia del punto negro del circuito de cambrils estaría enmarcada en los años 80 y quizás también finales de 70s. Buen circuito, relativamente, comparando con otros de la época y trazados urbanos que se solian utilizar. Curiosamente, las casi todas y numerosas roturas de motor pasaban a la altura de una pequeña torre construida (...)
La historia del punto negro del circuito de cambrils estaría enmarcada en los años 80 y quizás también finales de 70s. Buen circuito, relativamente, comparando con otros de la época y trazados urbanos que se solian utilizar. Se disputaban carreras del campeonato de Cataluña, e incluso de campeonatos de España. El trazado tenía una anchura considerable y era rápido gracias a las largas rectas de las que constaba. Curiosamente, casi todas las roturas de motor pasaban a la altura de una pequeña torre construida a la izquierda del asfalto de la recta más larga, de unos 3 o 4 metros de alto, que contenía un transformador eléctrico de alta tensión. No era el punto en el que se iba a más velocidad, estaba situada a unos 2/3 de la longitud total de la recta, justo donde terminaba el asfalto y comenzaba el césped a la izquierda. Así fue tomando cuerpo el misterio de aquel lugar a la vez que todos los pilotos no se fiaban de su motor cada vez que pasaban por delante.
Durante aquellos años, nadie daba un porque de esta coincidencia. Iba de boca en boca de los más experimentados a los más noveles advirtiéndose que realmente era un lugar peligroso. Ahora sin embargo, intentaremos darle algunas explicaciones o teorías que tengan sentido y fundamentos técnicos. Pensándolo desde hace un tiempo, hemos distinguido dos clases de fenómenos físicos reales bien diferenciados: por un lado, que toda corriente eléctrica genera un campo magnético e influir presuntamente en algunos elementos metálicos del kart, y por otra, que la pequeña construcción hiciera variar la temperatura, dirección de corrientes de aire, humedad y demás condiciones atmosféricas en ese determinado punto.
Desde nuestro punto de vista, dado que el aparato eléctrico parecía abandonado, al menos por el aspecto externo, no habría corriente eléctrica circulando en su interior que pudiera generar campos magnéticos, de modo que el primer grupo de hipotéticas explicaciones la dejaríamos de lado en principio quedándonos con las variaciones del estado del aire como explicación más cercana posible.
Todo cambio de estado del aire ambiente condiciona y hace necesario ajustar la carburación de los motores de explosión, sobre todo los de dos tiempos, para que rindan lo mejor posible y para mantener su fiabilidad. Si la torre del transformador condicionaba aquel lugar con sombra bajando la temperatura, cambiando la dirección del viento o disminuyéndolo,etc, se puede extraer que, los ya de por sí delicados motores de aquellas épocas, de repente y por unos instantes consumían una combinación de aire y gasolina con lubricante probablemente más pobre, provocando falta de lubricación y un pico de calor en el interior del motor.
Si has leido esta anecdota, la has vivido tu mismo en esos tiempos y quieres dar a conocer tu opinión o más detalles, no dudes en hacernoslo saber con email a admin@jordisurralles.com